El sonambulismo

es una gran maldición (en general; pero no dudo que en algunos casos resulte provechoso).

Debo recordar jamás volver a tomar una siesta presuntamente breve antes de algo importante.
Como de costumbre, hice mi tarea de cuántica de las 3:00am a las 8:30am, y como no tengo clase hasta las 9:30am, toméme el lujo de intentar dormir una breve siesta de 40 minutos. Desde luego que programé el despertador para que despertáseme a su debido tiempo; sin embargo, no levantéme hasta 4 horas (bueno 3 y media) después!
Resultado: No fui a la clase, lo cual supongo no es una gran catástrofe, pero tampoco entregué la tarea, cosa que no es catastrófica tampoco, mas tuve que ir a buscar al profesor quien, para mi fortuna, no estaba (y eso implica que hube de esperarlo...).
La tarea puédese entregar tarde, pero la calificación que obtengas en ella vése disminuida de tal manera que al paso de 24 horas la calificación máxima obtenible es cero. Lo más repugnante de todo es que de haber dejado la tarea bajo la puerta, no hay manera de comprobarle que la dejé ahí años antes de que él llegara (y por lo tanto de seguro bajaráme más puntos de lo que realmente merezco [de hecho aparecióse por ahí a la 1:15pm, así que si bájame puntos demás, serán sólo los correspondientes a 45 minutos]).
Ah, sí; volviendo al sonabulismo... evidentemente lo que hice fue levantarme dormido y apagar el despertador!

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Aquí todas las bibliotecas universitarias (a las que he ido) son de 4 pisos o más (y hay miles de biobliotecas en la universidad!).
Ayer dime cuenta de que, efectivamente, vengo de un rancho. En el sótano de la biblioteca de ciencias biomédicas (que por sí sola es más grande que la biblioteca central de la UNISON, creo) vime ligeramente impresionado por la manera en que almacenan los libros: No hay pasillos entre estante y estante!!! Están totalmente pegados, el uno contra el otro... pero, al final de la plasta de estantes hay un espacio vacío (algo así como un pasillo), y los libreros reposan sobre unos rieles al mismi tiempo que están conectados a un sistema electrónico incoorporado, de tal manera que picas unos botones, los libreros se mueven por arte de magia (por supuesto), y puedes examinar así el estante que desees.
Neat, isn't it?
Hasta tiene detector de movimiento, por si algún imbécil está abriendo un pasillo mientras otro imbécil está en otro ya abierto que cerraráse sobre él y aplastarálo si no escapa a la velocidad de la luz, o se mueve para que los libreros detecten que está vivo y NO deben triturarlo. (Pero bueno, en la premisa asumióse que era un imbécil, por lo tanto, quizá sí debiese ser triturado!).